Salió a la venta una antología de las mejores crónicas periodísticas del escritor norteamericano Gay Talese.
Considerado junto con Tom Wolfe uno de los padres del “nuevo periodismo”, este autor reúne en el libro Retratos y encuentros, retazos autobiográficos y reportajes a figuras como Ernest Hemingway o Frank Sinatra.
Talese irrumpió en el periodismo allá por los años 60 para revolucionar sus formas y cambiar decisivamente la manera de afrontar un reportaje, ya sea que se trate de personalidades reconocidas como de seres ignotos. En ambos casos, el resultado siempre es un retrato entrañable que obtiene la complicidad inmediata del lector y logra extraer de los entrevistados una faceta inesperada y alejada de los lugares comunes: “Lo único que tengo es una gran curiosidad. Me intereso de verdad por los demás y, tan importante como eso, poseo la paciencia suficiente para estar cerca de ellos”.
Retratos y encuentros, recién editado por el sello Alfaguara, ofrece un puñado de entrevistas a personalidades de distintos ámbitos como Frank Sinatra, Ernest Hemingway, Peter O‘Toole, John Kennedy, Fidel Castro o Joe DiMaggio, que se alternan con recuerdos familiares o la evocación de los inicios del autor en el mundo del periodismo.
¿Cuáles son los mayores atractivos de esta obra? Una posible respuesta se encuentra en el capítulo titulado “Orígenes de un escritor de no ficción”, donde Talese sostiene: “Cualquier tema, por corriente que sea, cualquier fenómeno, por normal que parezca, tiene un ángulo no explorado, una arista que no ha sido aprovechada, quizás porque para verle su interés, el observador deba hacer un gran esfuerzo”.
El autor. Nacido en Ocean City (Nueva Jersey) en 1932, el autor desarrolló su curiosidad en ámbitos paralelos al académico, como la tienda de ropa de sus padres de origen italiano, y el periódico escolar donde comenzó a escribir. Egresó de la Universidad de Alabama y consiguió trabajo en el periódico The New York Times como cadete, tras seguir el consejo de un compañero –que le comentó que un primo suyo trabajaba allí– y allí se desempeñó entre 1956 y 1965 como periodista deportivo.
Fue en los años 60 cuando la prensa se dejó contagiar por el estilo y las técnicas literarias de la ficción dando paso a lo que se dio en llamar Nuevo Periodismo, denominación que Tom Wolfe fijó en su manifiesto y antología de 1973 en la que se encontraban artículos de autores como Truman Capote, Norman Mailer y el propio Talese.
El escritor fue reconocido como el pionero en este nuevo modo de enfocar lo noticiable a partir de un artículo publicado en la revista Squire en 1962 titulado “Joe Louis at Fitty”, sobre el campeón mundial de los pesos pesados de 1937 a 1949.
Las últimas obras de Talese han adoptado un perfil cada vez más autobiográfico, aunque Talese siempre ha evitado ocupar un papel protagonista: en Unto the Sons (A los hijos, 1992) narra la historia de sus padres, y en Writers Life (2006, Vida de un escritor, que publicará Alfaguara en el 2012) muestra descarnadamente las dificultades del oficio de periodista.
El libro
Retratos y encuentros arranca con una descripción de Nueva York –a la que llama “La ciudad de las cosas inadvertidas”– alejada de la visión canónica de las guías de viajes y articulada a partir de datos como las clases de gatos que dormitan bajo los coches estacionados, los mendigos que toman un taxi para ir al Bowery, y cómo se atascan las calles en un día de lluvia.
Uno de los capítulos más destacados de la obra es “Frank Sinatra está resfriado”, que describe una entrevista al cantante en un momento en que atraviesa un fuerte catarro, motivo que no afecta en absoluto un reportaje donde se despliegan los orígenes, amores, actividades al filo de la ley y sus relaciones con los Kennedy o Marilyn Monroe, entre otras cuestiones.
Son notables también los segmentos dedicados a “Peter O‘Toole en el viejo terruño” allí aprovecha un viaje del actor a su Irlanda natal para viajar con él y descubrir más facetas del controvertido personaje y al célebre beisbolista Joe Di Maggio, a quien entrevista como dueño de un bar del puerto, describiendo entre líneas su amor eterno por Marilyn Monroe y a quien califica de “héroe en una temporada silenciosa”.
En El perdedor, se lee la historia de Floyd Patterson, ese boxeador que odiaba las críticas del público y los periodistas y que llevaba siempre entre su equipaje un maletín con barbas y bigotes postizos que usaba cada vez que perdía una pelea. En esta pequeñas historias, Talese se apropia del viejo axioma según el cual “la Historia se escribe con los pequeños detalles” y revela el indicio casi invisible que deja al descubierto los secretos mejor guardados de personalidades y seres anónimos.
Pulbicado por: El Diario de Paraná.
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